Abraham Fernández-Murcia [Educador Social. Pedagogo especializado en mediación e intervención infanto-juvenil. Máster Universitario en Terapias Psicológicas de 3ª Generación. Postgrado en problemática y atención al menor en situación de vulnerabilidad. Coordinador de programas preventivos del ISEDP. Miembro de la American Counseling Association (ACA), del Consejo Independiente de Protección a la Infancia de España y de la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa].
Trabajo presentado originalmente en el III Encuentro Nacional de Profesionales, Familiares y Ex Miembros de Sectas, celebrado en Málaga los días 3 y 4 de marzo de 2017.
Juventud, Redes Sociales y procesos de influencia
Prácticamente la totalidad de la juventud de entre 13 y 30 años es usuaria de alguna red social, constituyéndose así una nueva forma de relación y comunicación entre sus iguales que va más allá del almacenamiento de datos, debido a las tendencias de la sociedad. En otras palabras, es difícil encontrar adolescentes y jóvenes que no dispongan de WhatsApp, Snapchat, Facebook, Instagram o usen Youtube como recurso audiovisual, entre otros, desde que se despiertan hasta que se acuestan.
Cuando se les pregunta a los y las jóvenes sobre su motivación a conectarse de forma constante a las redes sociales, aparecen como comúnmente aceptadas respuestas tales como “es una forma rápida de conocer gente”, “si no estoy en las redes no existes”, “no hay nada mejor que hacer”, etc. Esto denota una excesiva exposición y más que clara permeabilidad a la acción de otras personas, por parte de quienes usan o abusan de estos recursos.
Se observa, en primer lugar, un importante componente adictivo y de alta subjetividad en la identificación por encima de la racionalidad, debido a que las redes sociales suponen un espacio respecto a la construcción de la identidad donde cualquier persona es protagonista, donde se amplia la opciones de relación con otros semejantes buscando reforzarse así a través de la interacción y respuestas de sus iguales, parte del uso de un lenguaje visual y dinámico y donde caben sus gustos e intereses reales. Esto contribuye a un auge de conductas narcisistas al convertir su imagen en una marca personal.
Una población diana con algunos rasgos de personalidad determinados que influyen notablemente en esa permeabilidad mencionada: carácter introvertido, cada vez más solitarios o individualistas (internet les abre un campo de grandes dimensiones sin la necesidad de desplazarse como hemos descrito con anterioridad), déficits en las habilidades sociales básicas reconocidas, concretamente en las relacionales y de comunicación, baja percepción del riesgo futuro, confusión vital, inmadurez afectiva o autoestima baja.
Para enfrentarse al mundo que ha traído la tecnología es una constante en el discurso de los diferentes profesionales que intervienen con la población más joven y de los responsables de las administraciones locales, provinciales y estatales la importancia de la Educación. Una educación, indistintamente de que sea formal o no formal, para desarrollar la inteligencia social y emocional que ayude ante las adversidades tanto online como offline idónea para educar en un uso crítico y responsable. Una educación aún pendiente y poco dotada de recursos acordes a su magnitud.
No así los grupos coercitivos, que con la llegada de internet y de las redes sociales, a partir de un adecuado posicionamiento, han propiciado que hayan modificado, mejorado y ampliado de forma considerable, sin apenas coste económico ni humano, y de forma indiscriminada, sus procedimientos de manipulación psicológica para atraer a posibles personas que sigan sus planteamientos dotando de mayor presencia y visibilidad, partiendo de dos premisas: accesibilidad y formato atractivo-dinámico.
A ello debemos sumar que, a pesar de que la mayoría de RRSS poseen normas que limitan el tipo de publicaciones (falsas, fraudulentas o engañosa hirientes, contenido perjudicial y peligroso, spam, contenido sexual, etc) las herramientas de control o supervisión (cortafuegos) suelen tener carencias y mostrar debilidad, ventaja para este tipo de grupos.
Estamos ante un sistema lucrativo de fraude piramidal que se presenta en forma virtual, desde una óptica positiva que ofrece contenido inicialmente pseudoterapeutico o aparentemente académico de vanguardia, interesante, más que alguna disciplina clásica, que atrae a sus participantes, aunque la realidad dicta que sólo se pretende con claridad situaciones de control y una vulneración emocional, en un lugar en el que los participantes están separados del mundo exterior: las redes sociales.
La persona es avasallada mientras se encuentra en estado de alerta reducida con una constante información nueva (fase de la decognición) que hace que distorsione la realidad y no sepa discriminar el contenido ficticio, y llega fácilmente ha aceptar esta “nueva información”, comenzando a mostrar unos notables cambios en su personalidad y creencias, induciendo en un proceso de dependencia, con síntomas similares a los observados en otras adicciones.
Reeducación del pensamiento, ese sería el resumen de la combinación de técnicas de persuasión coercitiva para la captación de miembros y su conversión
Hoy día, suelen ser más difíciles de detectar para contribuir al logro de sus objetivos, al encubrir sus acciones dentro del e-marketing, ámbitos de formación, ecologismo, tratamiento, rehabilitación de sujetos con problemas o alteraciones que unido a las nuevas tecnologías, son de difícil control y supresión.
Grooming, Grupos Coercitivos y atracción
¿Qué hace tan atractivo el uso de las redes sociales para la población adolescente? Parte de esta respuesta se contestará basándonos en que quienes son usuarios o usuarias de estas estructuras sociales virtuales, las tienen en valoración debido a que visibilizan, favorecen las relaciones, reafirman la identidad grupal, suponen cierta autonomía….es la tendencia a buscar sensaciones nuevas de satisfacción y estimulación (Carbonell, Talam, Beranuy, Oberst y Graner, 2009) y que puede provocar alteraciones en la vida cotidiana sociofamiliar cuando no se sabe gestionar de forma adecuada. Nos referimos a perdida de habilidades, disfunción atencional, dependencia psicológica, desinterés generalizado, fuentes de conflicto e incluso conductas de riesgo que facilitan prácticas como phubbing, sexting o incluso grooming, .
Para quien desconozca el término, cuando nos referimos a la acción de Grooming debemos traducirlo como prácticas ejercidas por parte de un adulto a un menor encaminadas a ganarse su confianza con fines manipulativas y que supone riesgos relacionados con las relaciones, cargados de dependencia y que pueden abocar en una tecnoadicción.
Curiosamente, el proceso de actuación de cualquier grupo de coerción en Redes Sociales es análogo, incluido aquellos que buscan además del lucro económico un posterior beneficio sexual. Intentan atraer el mayor número de posibles adeptos al menor coste posible, y para explicar su proceso se ha elaborado la siguiente tabla.
Destacamos primeramente una fase inicial de contacto donde la premisa es ganar la confianza de la persona con la que se contacta. Tras crear esta zona de confort para esa “otra” persona que habrá reducido su estado de alerta, se intensifica los contactos a modo de seducción, que consiste en inducir y persuadir con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar un determinado comportamiento buscando el encuentro o captación en busca de su separación del contexto y red de apoyo social.
La forma más habitual de seducción es seleccionar con detenimiento la información, incluyendo mentiras y manipulación del lenguaje, siempre en interés de monopolizar la información que se le ofrece y llega a la otra persona, otorgándole a dicho contacto, una intensa carga emocional para ejercer una mayor influencia y lograr una mayor sumisión y poder así explorar en mayor profundidad la vida personal de la otra persona, con el fin de obtener información, y así poder desacreditar con mayor facilidad las ideas previas que pudiera tener el joven o la persona.
A modo de sintesis, consideramos que la estructura descrita se basa en una dinámica de captación y/o adoctrinamiento utilizando técnicas de persuasión que propician la desestructuración de la personalidad del adepto o la dañan severamente, ocasionando la destrucción parcial o completa de los lazos afectivos y de comunicación efectiva con su entorno social habitual y consigo mismo. Por tanto, estamos hablando de violencia psicológica encubierta, entre la que se puede encontrar elementos de manipulación, control y coacción.
Si es cierto que hemos observado un descenso en la identificación religiosa de la población juvenil, por lo que el riesgo a este tipo de organizaciones tendería hacia la baja, pero también es más cierto, que atendiendo a esto, y como advertíamos en el apartado inicial, los grupos coercitivos han ido, en un breve espacio de tiempo, cambiando su formato a plataformas más aceptadas dedicadas al supuesto estudio científico de la conciencia (International Academy of Consciousness, The Rosicrucians, Instituto Gnostico de Antropología entre otros), a organizaciones de terapia y desarrollo personal (Alianza Española de Reiki o Bioneuroemoción por ejemplo) o propuestas educativas (Pedagogía Waldorf).
Ante esto, se nos presenta una dificultad agravante para analizar toda la cantidad de información disponible, riesgos relacionados (ejemplo contenidos inapropiados: violencia, pornografía, contenidos xenófobos, racistas…) y filtrarla según su veracidad, utilidad y calidad, en aras de evitar la construcción de una identidad selectiva que propicie la auto-exclusión.
La frecuencia de actualización y el ritmo vertiginoso con el que evolucionan estos grupos en las RRSS, junto con la aún presente existencia de una brecha en el acceso a Internet por parte de los grupos principales de socialización y los menores, nos generan desconcierto, frustración y estado de alerta, ante el amplio espectro de formas tan seguidas que adoptan los grupos de coerción.
A nivel social, paralelamente, se tiende a una actitud de no intervención por parte de la administración y abstención educativa en este ámbito ante la percepción absolutamente residual, pero que ha alcanzado una magnitud tal que se traduce en un incremento del riesgo.
Coincidimos entonces con McGuire (1985) en la necesidad de desarrollar acciones y protocolos de resistencia a la persuasión para ofrecer a la sociedad mayores garantías de prevención sobre los mecanismos de influencia coercitivos de determinadas personas y/o grupos.
Enseñar o diseñar estrategias de resistencia a la persuasión
Como eje central, partimos de la conquista de la autonomía personal, para reducir los diálogos internos negativos que nos exponen e incrementan los factores de riesgo. Cualquier agente social es competente para dificultar la acción de los grupos de coerción sobre los miembros más jóvenes, y por ende, es fundamental el papel de la familia como primer y principal agente socializador. Evidentemente, en núcleos familiares donde existe debilidad de los vínculos afectivos, un modelo normativo excesivamente laxo o de extremo rigor, donde las relaciones se basan en discriminación o conflictividad, puede favorecer involuntariamente el riesgo de atracción hacia estos grupos que parten de la persuasión para la obtención de algún beneficio lucrativo en contra de la libre voluntad de la persona.
Debemos reivindicar nuestra autonomía y legitimidad para regular cualquier acción que se deba desarrollar en el termino municipal al cual pertenecemos. Esto debe provocar que exhibamos una unidad pocas veces vista con anterioridad, una participación conjunta en la elaboración de medidas y estrategias, protocolos y programas, que deben estar por encima de mayorias o minorias, de afectados directos o agentes pasivos, sobretodo para dotar de continuidad y base estable a las actuaciones que se desarrollen.
Como se ha indicado, se debe priorizar desafios y primeras aportaciones desde lo local hacia una ascendencia en la administración. Hablamos de gobierno local y entidades del tejido asociativo, para apostar por una mejora en la colaboración, una participación solida y una cohesión de los diferentes agentes locales.
Hay que apostar por la innovación, el desarrollo creativo, la cultura y la educación, adaptándola a la problemática que vemos emerger, propiciando que la sociedad se implique en la creación de canales de promoción juveniles y fomentando a su vez la identidad cultural.
Es conveniente entonces para prevenir la vulnerabilidad y la manipulación desde una adecuada propuesta para la resistencia activa, actuar en consecuencia dada la importancia de la gestión emocional en el proceso de persuasión y buscar la armonía entre el área emocional y el área racional, siguiendo la siguiente secuencia dentro de un marco de educación para la salud (EpS):
– fortalecer el estado emocional desde el trabajo de la aceptación personal.
– desarrollar autonomía y adecuado soporte social como fuentes de apoyo.
– promover relaciones personales satisfactorias y positivas (retroalimentación)
– aprender a reconocer mensajes con contenido ambiguo (exigir mayor claridad)
– incremento de la contra-argumentación desde un pensamiento crítico
– intensificar el entrenamiento de la tolerancia a frustraciones particulares
La metodología debe estar basada en el mismo formato que aquello que atrae la atención hacia el riesgo. Nos referimos a que los procesos de aprendizaje y prevención educativa deben generan altos niveles de motivación a través de actividades interactivas, acción lúdica, manejando diversos lenguajes adaptados a la realidad de la adolescencia presente.
Ello nos posibilitará crear el contenido deseado junto con las personas destinatarias, generar contenido de calidad de manera offline como online en las redes sociales, que desarrolle las competencias emocionales, el análisis de la información recibida, etc
Desde una metodología estimuladora alcanzamos un aumento de la memoria de trabajo y se produce una mayor capacidad de aprendizaje perceptual, que es el objetivo inicial de la intervención: que interioricen o desarrollen estrategias de resistencia a la persuasión
Implantando esta propuesta en el marco escolar o en los CIJ (Centros de Información Juvenil), en horario no lectivo, dotamos de más recursos y habilidades de fortalecimiento a nuestros y nuestras adolescentes frente a su vulnerabilidad desde el mal uso de las TICs.
Es necesario transmitir el saber estar con nosotros mismos sin estímulos externos continuados o gratificaciones inmediatas. Aún queda camino, pero depende de nosotros como colectivo desarrollar herramientas, habilidades o actitudes que permitan la interpretación inteligente sin caer en conclusiones o creencias erróneas, y mucho menos infundir a menores un miedo injustificado hacia las TICs o, por el contrario, una visión romántica.
Además, la detección precoz a partir del análisis de las redes sociales en exhaustividad como indicador de perfil de riesgo supondría, el impedimento de acciones violentas o de captación / manipulación que causen daño en la población más joven.
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